jueves, 20 de junio de 2013

El Loco (Gloria Gayoso)

 
 
Resbalaban,
sus pasos, resbalaban
en el enjabonado pensamiento.
Corría imaginario por las plazas
con triciclo de huesos.

Inauguraba ritmos encendidos
para ahuyentar el miedo
y giraba cazando mariposas
agitando una máscara de yeso.

A veces en el giro tropezaba
con la destinataria de sus besos
y con sólo tocarla por instantes,
la luz lo regresaba del misterio.

Los lunes se reía estrepitoso
con cascabeles sueltos,
y repetía frases discordantes
golpeando el pecho.
La mano desprendida de su brazo
bailaba autónoma
en el grácil movimiento.

Los ojos coincidentes se perdían
en el caótico vaivén de sus adentros,
vueltos hacia las negras callejuelas
de sus errores viejos.

La llamaba, a los gritos, recobrándola
del olvido profundo de su cuerpo.

Y con el vocerío...
desde la bruma, el nombre de mujer,
vaho sutil de rosa,
con cada letra lo volvía cuerdo...
 
 
 
 


Las Distancias No Miden Lo Mismo (Roberto Juárroz)



Las distancias no miden lo mismo
de noche y de día.

A veces hay que esperar la noche
para que una distancia se acorte.

... A veces hay que esperar el día.

Por otra parte
la oscuridad o la luz
teje de tal manera en ciertos casos
el espacio y sus combinaciones
que los valores se invierten:
lo largo se vuelve corto,
lo corto se vuelve largo.

Y además, hay un hecho:
la noche y el día no llenan igualmente el espacio,
ni siquiera totalmente.

Y no miden lo mismo
las distancias llenas
y las distancias vacías.

Como tampoco miden lo mismo
las distancias entre las cosas grandes
y las distancias entre las cosas pequeñas.



viernes, 14 de junio de 2013

Cuando Me Vaya (Joan Manuel Serrat)



Me iré despacio un amanecer
que el sol vendrá a buscarme temprano.
Me iré desnudo, como llegué.
Lo que me diste cabe en mi mano.

Mientras tú duermes deshilaré
en tuyo y mío lo que fue nuestro
y a golpes de uñas en la pared
dejaré escrito mi último verso.

Y a la grupa
del terral, mi chalupa
de blanca vela peinará el mar.
¿Qué soledad te vendrá a buscar...?
Cuando me vaya.
Cuando me vaya.

Luna tras luna, llamándome
bajarás donde el azul se rompe.
El viento te abrazará de pie
hurgando el vientre del horizonte.

Una sonrisa se esfumará
rozando el borde de los aleros.
Tu boca amarga preguntará
¿...para quién brillan hoy los luceros?

Y las olas
sembrarán caracolas
arena y algas entre tus pies.
Los besarán y se irán después
hacia otra playa.
Cuando me vaya.

Me iré silbando aquella canción
que me cantaba cuando era un crío
un marinero lleno de ron
por si en verano sentía frío.

Me iré despacio y sé que quizás
te evoque triste doblando el faro.
Después la aldea quedará atrás,
después el día será más claro.

Y ese día
dulce melancolía,
has de arrugarte junto al hogar.
Sin una astilla para quemar.
Cuando me vaya.
Cuando me vaya.




miércoles, 12 de junio de 2013

El Último Paso (© Concha González)



El último paso
con el que alcanzaste la meta
de nuestro sueño,
aún resuena por los diáfanos pasillos
de mis desvelos.

Se aferra a sus suelos
tratando de sobrevivir
en sus huecos
tratando de no morir
en los olvidadizos brazos
de los silencios.

Y fue el último paso
el que llegó primero.
 
Fue el último
el que alcanzó la meta
de nuestro sueño.
 
 

viernes, 26 de abril de 2013

Sé (José María Hinojosa)

 
 
He perdido 
la memoria de los siglos; 
sólo conservo alientos 
de papiros añejos. 
 
 Y tengo la nostalgia de mí mismo 
de cuando sabios eran mis consejos, 
del tiempo en que mi olor 
no era el de museo. 
 
 No puedo resistir 
ver correr de mis ojos 
arenales de lágrimas 
formados por escombros. 
 
 Yo perdí la noción del calendario 
y de días microbios, 
pero continuaré mi papel de hierático, 
con sonrisa de insomnio, 
en este film inacabado. 
 
 Mi voz, mi signo indescifrado, 
no lo busquéis en el presente, 
buscadlo en el pasado. 
 
 
 

viernes, 22 de febrero de 2013

No, No Es Cansancio (Fernando Pessoa)


No, no es cansancio...

Es una cantidad de desilusión
que se me entraña en la especie del pensar,
es un domingo al revés
del sentimiento,
una vacación pasada en el abismo.

No, cansancio no es...

Es que yo esté existiendo
  y también el mundo,
con todo lo que contiene,
con todo lo que en él se desdobla
  y que es por fin lo mismo variado en copias iguales.

No. Cansancio, ¿por qué?

Es una sensación abstracta
de la vida concreta
- algo así como un grito
por dar,
algo así como una angustia
por sufrir,
por sufrir completamente o por sufrir como...

Sí: o por sufrir como...

Eso mismo: como...

¿Como qué?

Si lo supiera, no habría en mí este falso cansancio.

(Ay ciegos que cantáis en la calle,
¡qué formidable realejo
es la guitarra de uno, la bandurria de otro y la voz de ella!)

Porque oigo, veo.

Lo confieso: es cansancio.



martes, 4 de diciembre de 2012

El Navegante Interior (Jesús Zatón)



¡Terrible destino el de los náufragos!

Desarbolado, escapa el día

hacia traslúcidos lugares,

y el embravecido mar,  bajo la quilla

arroja, indiferencias, tedios,

estériles cuerpos sin luz

que les habite.


Allí son labio,

mano que arremete,

cráneo  donde lo inerte

muestra sus pupilas. Inútil

aferrarse a los tenues brillos

de los últimos faros.


¡Terrible destino el de los náufragos!


Resbalar, siempre resbalando

en dirección opuesta

al corazón pleno.





Frío (Víctor Guiu Aguilar)





Iba a poner una foto, pero ¿para qué?

Todo el mundo sabe lo que es el frío. ¿No os parece?

El frío es una palabra. Una frase. Un olvido.

O un malentendido.

O querer malentender.

¿No es el frío ese peso absorto en el corazón
del hombre?

¿O las tardes de invierno esperando
primaveras?

Quizá no somos ni eso. O somos eso y nada más.

Iba a poner una foto pero

¿para qué?

Todo el mundo sabe lo que es el frío.




jueves, 8 de noviembre de 2012

La Inmortalidad (Luis García Montero)



Nunca he tenido dioses
y tampoco sentí la despiadada
voluntad de los héroes.
Durante mucho tiempo estuvo libre
la silla de mi juez
y no esperé juicio
en el que rendir cuentas de mis días.

Decidido a vivir, busqué la sombra
capaz de recogerme los veranos
y la hoguera dispuesta
a llevarse el invierno por delante.
Pasé noches de guardia y de silencio,
no tuve prisa,
dejé cruzar la rueda de los años.
Estaba convencido
de que existir no tiene trascendencia
porque la luz es siempre fugitiva
sobre la oscuridad
un resplandor en medio del vacío.

Y de pronto en el bosque se encendieron los árboles
de las miradas insistentes,
el mar tuvo labios de arena
igual que las palabras dichas en un rincón,
el viento abrió sus manos
y los hoteles sus habitaciones.

Parecía la tierra más desnuda
porque la noche fue
como el vacío
un resplandor oscuro en medio de la luz.

Entonces comprendí que la inmortalidad
puede cobrarse por adelantado.
Una inmortalidad que no reside
en plazas con estatua
en nubes religiosas
o en la plastificada vanidad literaria,
llena de halagos homicidas
y murmullos de cóctel.

Es otra mi razón. Que no me lea
quien no haya nunca visto conmoverse la tierra
en medio de un abrazo.
La copa de cristal
que pusiste al revés sobre la mesa
guarda un tiempo de oro detenido.
Me basta con la vida para justificarme.
Y cuando me convoquen a declarar mis actos
aunque sólo me escuche una silla vacía
será firme mi voz.

No por lo que la muerte me prometa
sino por todo aquello que no podrá quitarme.
.



Todos los Héroes (Olga Bernad)




Todos los Héroes eran hombres solos
(los recuerdo en el cine y en los cuentos).

Mad Max y Máximo,
Satán y don Quijote
no tenían mujer, o la perdieron
o quedaron vagando ciegamente
en el infierno de inventarse una.

Casi siempre me aburrían sus historias.
Los quería a pesar de sus historias
porque, pese a las trampas de la historia,
todos los Héroes eran hombres tristes.



jueves, 4 de octubre de 2012

Otoño (Claribel Alegría)




Has entrado al otoño
me dijiste
y me sentí temblar
hoja encendida
que se aferra a su tallo
que se obstina
que es párpado amarillo
y luz de vela
danza de vida
y muerte
claridad suspendida
en el eterno instante
del presente.



El artificio (Felipe Benítez Reyes). De "Sombras Particulares" 1992




Un punto de partida, alguna idea
transformada en un ritmo, un decorado
abstracto vagamente o bien simbólico:
el jardín arrasado, la terraza
que el otoño recubre de hojas muertas.
Quizás una estación de tren, aunque mejor
un mar abandonado:

Gaviotas en la playa, pero quién
las ve, y adónde volarán.

                                             Y la insistencia
en la imagen simbólica
de la playa invernal: un viento bronco,
y las olas llegando como garras
a la orilla.

                 O el tema del jardín:
un espacio de sombra con sonido
de caracola insomne. Un escenario
propicio a la elegía.

                                  Unas palabras
convertidas en música, que basten
para que aquí se citen gaviotas,
y barcos pesarosos en la línea
del horizonte, y trenes
que cruzan las ciudades como torres
decapitadas.

                       Aquí
se cita un ángel ciego y un paisaje
y un reloj pensativo.

                                   Y aquí tiene
su lugar la mañana de oro lánguido,
la tarde y su caída
hacia un mundo invisible, la noche
con toda su leyenda de pecado y de magia.

Siempre habrá sitio aquí para la luna,
para el triunfante sol, para esas nubes
del crepúsculo desangrado: metáfora
del tiempo que camina hacia su fin.

La música de un verso es un viaje
por la memoria.

                             Y suena
a instrumento sombrío.

                                          De tal modo
que siempre sus palabras van heridas
de música de muerte:

Gaviotas en la playa...
                                          O bien ese jardín:

Todo es de nieve y sombra,
todo glacial y oscuro.
El viento arrastra un verso
tras otro, en esta soledad. Arrastra
papeles y hojas secas
y un sombrero de copa
del que alguien extrae
mágicamente un verso
final:

          Una luz abatida en esta playa.

Y hay un lugar en él para la niebla,
y un cauce para el mar,
y un buque que se aleja.

En cualquier verso tiene
su veneno el suicida,
su refugio el que huye
del hielo del olvido.

                                  Puede
cada verso nombrar desde su engaño
el engaño que alienta en cada vida:
un lugar de ficción, un espejismo,
un decorado que
se desmorona, polvoriento, si se toca.

Pero es sorprendente comprobar
que las viejas palabras ya gastadas,
la cansina retórica, la música
silenciosa del verso, en ocasiones
nos hieren en lo hondo al recordarnos
que somos la memoria
del tiempo fugitivo,
ese tiempo que huye y que refugia
-como un niño asustado de lo oscuro-
detrás de unas palabras que no son
más que un simple ejercicio de escritura.






lunes, 17 de septiembre de 2012

Después de Todo Eras Tú lo que Yo Buscaba (José Moreno Villa) (Adaptado)



En las letras de un poema,
entre la retama y el jacinto serrano,
en el ancho mar, en la taberna inquieta,
en el fondo de la copa verde,
después de todo eras tú lo que yo buscaba.

Preguné muchas veces a las guías turísticas
dónde suspira el lugarejo ignorado por la epopeya;
pregunté a los filósofos por la llave del secreto;
fuí devorando pregunta a pregunta mi vida,
y después de todo resultas tú lo que yo buscaba.
.
Pude leerlo en mil detalles:
verte y enmudecer,
verte y olvidarme del mundo,
verte y hablar luego por las calles solitarias,
verte y sentir el cuerpo,
verte y huir hacia los confines de mí misma.
.
Desmadejada y alma en pena,
imaginé que lo mejor era llorar en los ocasos,
leer los libros místicos
y contribuir a la redención de los débiles.

Y, en todo, en todo, en absolutamente todo,
no había más que la búsqueda de tu persona.

Sí, después de todo eras tú la búsqueda.

Y aquí declino ya todo examen y toda crítica.

Tú, con tus faltas y tus sobras;
tú, con tu maravilloso complemento de tez azul a mi color de rosa seca.



lunes, 9 de julio de 2012

Iluminación (Alejandro Jodorowsky)



Este es el momento en que los  límites se abren como los pétalos de una flor que crece en el pantano.

Lo que fue una celda negra estalla en tentáculos de luz. Se acaban las fronteras y esfuman las definiciones, nada se puede comparar, ni juzgar, calma eterna donde desembocan los ilusorios egos dejando de ser islas para entregarse al éxtasis del corazón único y disolverse en tremendos latidos de amor.

 
La fragancia de cada ser, el vibrar sublime de las ideas, el dulce calor del sentimiento afectivo, la estela brillante de cada acción bondadosa, el temblor esencial de la pasión, esto es eterno, no ha venido ni se está yendo, es una caricia de lo que por siempre es.
 
Quiero que estas palabras besen tus ojos, que las plantas de tus pies acaricien el suelo donde se posan, que tu cuerpo dibuje en el aire laberintos sagrados. Nada es inútil, todo sirve para algo, todo es una búsqueda que sólo puede terminar cuando nos convertimos en lo que buscamos.
 
El filósofo se convierte en la verdad, el artista se convierte en la belleza, el nadador se convierte en el agua, el poeta abre una nueva puerta en su poema.
 
 Pueda un alba sin fin inundar tu memoria, que los huesos de tu cráneo se cubran de palabras sagradas, que en lugar de dinero intercambies mariposas blancas.
 
Cada instante es el mascarón de proa del tiempo total, este es el momento elegido, hoy es la eternidad, tu cuerpo es el infinito, tu Yo es la divinidad. 

Deja arder la memoria, siente ternura por cada mente que se desprecia, deja que el mundo de los codiciosos se vuelva invisible.

 Y Tú sé como un árbol que toma la forma que le dicta el canto de sus pájaros.











Poema de un Recuerdo (Gustavo Alejandro Castiñeiras)



Dime por favor donde no estás
en qué lugar puedo no ser tu ausencia
dónde puedo vivir sin recordarte,
y dónde recordar, sin que me duela.


Dime por favor en que vacío,
no está tu sombra llenando los centros;
dónde mi soledad es ella misma,
y no el sentir que tú te encuentras lejos.


Dime por favor por qué camino,
podré yo caminar, sin ser tu huella;
dónde podré correr no por buscarte,
y dónde descanzar de mi tristeza.


Dime por favor cuál es la noche,
que no tiene el color de tu mirada;
cuál es el sol, que tiene luz tan solo,
y no la sensación de que me llamas.


Dime por favor donde hay un mar,
que no susurre a mis oídos tus palabras.


Dime por favor en qué rincón,
nadie podrá ver mi tristeza;
dime cuál es el hueco de mi almohada,
que no tiene apoyada tu cabeza.


Dime por favor cuál es la noche,
en que vendrás, para velar tu sueño;
que no puedo vivir, porque te extraño;
y que no puedo morir, porque te quiero.