viernes, 5 de diciembre de 2014

Romance de La Luna (Federico García Lorca)



La luna vino a la fragua
con su polisón de nardos. 



El niño la mira mira.
El niño la está mirando. 


En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño. 


Huye luna, luna, luna. 

Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos. 


Niño déjame que baile. 


Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados. 


Huye luna, luna, luna,
que ya siento sus caballos. 


Niño déjame, no pises,
mi blancor almidonado. 


El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano. 


Dentro de la fragua el niño,
tiene los ojos cerrados. 


Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos. 


Las cabezas levantadas
y los ojos entornados. 


¡Cómo canta la zumaya,
ay como canta en el árbol! 


Por el cielo va la luna
con el niño de la mano. 


Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.


El aire la vela, vela.

 El aire la está velando.


La Luna (Jaime Sabines)



La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas. 

Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía. 

Un pedazo de luna en el bolsillo
es mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas. 

Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver. 

Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados. 

Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.


 - Dedicado a Filippoint- 





jueves, 4 de diciembre de 2014

Y, Sin Embargo, Amor, a Través de Las Lágrimas... (Roque Dalton)



Y, sin embargo, amor, a través de las lágrimas,
yo sabía que al fin iba a quedarme
desnudo en la ribera de la risa.

Aquí,
hoy,
digo:
siempre recordaré tu desnudez entre mis manos,
tu olor a disfrutada madera de sándalo
clavada junto al sol de la mañana;
tu risa de muchacha,
o de arroyo,
o de pájaro;
tus manos largas y amantes
como un lirio traidor a tus antiguos colores;
tu voz,
tus ojos,
lo de abarcable en ti que entre mis pasos
pensaba sostener con las palabras.

Pero ya no habrá tiempo de llorar.

Ha terminado
la hora de la ceniza para mi corazón:

Hace frío sin ti,
pero se vive.




martes, 2 de diciembre de 2014

Vendrá la Muerte y Tendrá Tus Ojos (Cesare Pavese, 1908-1950. Traducción de Guillermo Fernández)



Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo. Tus ojos
serán una palabra hueca,
un grito ahogado, un silencio.


Así los ves cada mañana
cuando a solas te inclinas
hacia el espejo. Oh querida esperanza,
ese día también sabremos
que eres la vida y la nada.


Para todos tiene la muerte una mirada.

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.

Será como renunciar a una mala costumbre
como mirar en el espejo
asomarse un rostro muerto,
como escuchar unos labios ya cerrados.
Nos hundiremos en el abismo, mudos.



Happy New Year (Julio Cortázar, 31/12/1951)



Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.