jueves, 8 de agosto de 2013

Imagen de Rudolf Bonvie ( Mario Benedetti)



Entre tú y yo... se levantaba
un muro de Berlín hecho de horas desiertas
añoranzas fugaces

... tú no podías verme porque montaban guardia
... los rencores ajenos
... yo no podía verte porque me encandilaba
el sol de tus augurios

y no obstante solía preguntarme
cómo serías en tu espera
si abrirías por ejemplo los brazos
para abrazar mi ausencia

pero el muro cayó
se fue cayendo
nadie supo que hacer con los malentendidos
hubo quien los juntó como reliquias

y de pronto una tarde
te vi emerger por un hueco de niebla
y pasar a mi lado sin llamarme

ni tocarme ni verme
y correr al encuentro de otro rostro
rebosante de calma cotidiana

otro rostro que tal vez ignoraba
que entre tú y yo existía
había existido

un muro de Berlín que al separarnos
desesperadamente nos juntaba
ese muro que ahora es sólo escombros





miércoles, 7 de agosto de 2013

La Sed Insaciable (José Ángel Buesa)



Decir adiós... La vida es eso.
Y yo te digo adiós, y sigo...


Volver a amar es el castigo
de los que amaron con exceso.


Amar y amar toda la vida,
y arder en esa llama.


Y no saber por qué se ama...


Y no saber por qué se olvida...


Coger las rosas una a una,
beber un vino y otro vino,
y andar y andar por un camino
que no conduce a parte alguna.


Buscar la luz que se eterniza,
la clara lumbre durarera,
y al fin saber que en una hoguera
lo que más dura es la ceniza.


Sentir más sed en cada fuente
y ver más sombra en cada abismo,
en este amor que es siempre el mismo,
pero que siempre es diferente.


Porque en sordo desacuerdo
de lo soñado y lo vivido,
siempre, del fondo del olvido,
nace la muerte de un recuerdo.


Y en esta angustia que no cesa,
que toca el alma y no la toca,
besar la sombra de otra boca
en cada boca que se besa...






domingo, 4 de agosto de 2013

Despójame de Ti (Magdalena Lasala)




Si ya me arrojaste de tu cuerpo

si ya me despojaste de cualquier esperanza

por tu piel

arrójame también de tu sueño

échame de tu noche

de tu sombra empecinada

en seguirme hasta mi espejo,

de tus manos buscándome entre las grietas

de esos muros que iban a protegerte,

échame de ese silencio que atrapa el eco

de mi ruego, despójame de ti

tálame, arruina mi ladera, desnúdame

de tu flor de octubre, de tu verano

sobre el lecho,

usúrpame tu imagen alumbradora, arranca

de mí

el suspiro que me entregó tu aliento

desposéeme de tu idea

despuéblame de tu amor, vacía mi casa

de tu nombre

arrójame

a la venturosa hoguera donde arde

el esqueleto de la gaviota

que viste posarse conmigo

en aquella playa.