martes, 3 de marzo de 2015

Unos Van Por Un Sendero Recto. (Anna Ajmátova)



Unos van por un sendero recto,
otros caminan en círculo,
añoran el regreso a la casa paterna
  y esperan a la amiga de otros tiempos.

Mi camino, en cambio, no es ni recto, ni curvo,
llevo conmigo el infortunio,
voy hacia nunca, hacia ninguna parte,
como un tren sobre el abismo.

Versión de Jorge Bustamente García 


miércoles, 25 de febrero de 2015

Poema (Julio Cortázar)



Te amo por ceja, por cabello, te debato en corredores
blanquísimos donde se juegan las fuentes
de la luz,
te discuto a cada nombre, te arranco con delicadeza
de cicatriz,
voy poniéndote en el pelo cenizas de relámpago y
cintas que dormían en la lluvia.
No quiero que tengas una forma, que seas
precisamente lo que viene detrás de tu mano,
porque el agua, considera el agua, y los leones
cuando se disuelven en el azúcar de la fábula,
y los gestos, esa arquitectura de la nada,
encendiendo sus lámparas a mitad del encuentro.
Todo mañana es la pizarra donde te invento y te
dibujo,
pronto a borrarte, así no eres, ni tampoco con ese
pelo lacio, esa sonrisa.
Busco tu suma, el borde de la copa donde el vino
es también la luna y el espejo,
busco esa línea que hace temblar a un hombre en
una galería de museo.
Además te quiero, y hace tiempo y frío.



Confidencias (Juan Gelman)



se sienta a la mesa y escribe
«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice
y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o él mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán
no ganará plata con ellos
no entrará al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos
ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojará
no alcanzará perdón o gracia por ellos
«con este poema no tomarás el poder» dice
«con estos versos no harás la Revolución» dice
«ni con miles de versos harás la Revolución» dice
se sienta a la mesa y escribe




jueves, 5 de febrero de 2015

Títere (Charles Bukowski)



Tira de un hilo, un títere se mueve...

cada hombre debe darse cuenta
de que todo puede desaparecer muy
rápidamente:
el gato, la mujer, el trabajo,
la rueda delantera,
la cama, las paredes, la
habitación; todas nuestras pequeñas necesidades
incluyendo el amor,
posarse en cimientos de arena
y cualquier causa que se dé,
sin importar su falta de relación:
la muerte de un chico en Hong Kong
o una ventisca en Omaha...
puede servir para crear tu ruina.
Toda tu vajilla china estrellándose contra el
suelo de la cocina, tu chica entrará
y tú estarás de pie, borracho,
en medio de todo y ella preguntará:
¿dios mío, qué es lo que pasa?
Y tú responderás: no sé,
no sé...





lunes, 2 de febrero de 2015

He aquí que tú estás sola y que estoy solo... (Jaime Sabines)


He aquí que tú estás sola y que estoy solo.
Haces tus cosas diariamente y piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy solo.
A la misma hora nos recordamos algo
y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya
somos, y una locura celular nos recorre
y una sangre rebelde y sin cansancio.
Se me va a hacer llagas este cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el malestar
muriendo es nuestra muerte.
Ya no sé dónde estás. Yo ya he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un brazo,
una mitad apenas, sólo un brazo.
Te recuerdo en mi boca y en mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis manos
te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,
a siembra , a flor, hueles a amor, a ti,
hueles a sal, sabes a sal, amor y a mí.
En mis labios te sé, te reconozco,
y giras y eres y miras incansable
y toda tú me suenas
dentro del corazón como mi sangre.
Te digo que estoy solo y que me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos morimos
y nada haremos ya sino morirnos.
Esto lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando estemos
en nuestros brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos faltaremos.









martes, 27 de enero de 2015

Te Buscaré (Esaú Alonso)



Cuando deje de sentirme culpable
por echarte de mí,
ese día, sólo así,
te buscaré.
Ya sí,
entonces,
podré mirarte finita, sondable,
con límites,
presente y perdonable; penetrando
hasta pinchar
los huesos de tus errores. 
Dios, que no me abandone!
Que no lo haga:
alma de mi inspiración, mi daga,
la que me hinca de rodillas,
esa, tú, la que me mata.



Tinieblas en Mi Cara (Esaú Alonso)



A veces, como tú,
el cielo se esconde,
ante tus ojos,
como teniendo miedo.
Se abre la noche larga
que acorrala tu pulso.
Dibuja muros
que crecen tras de ti;
paredones
de un áspero tono gris
para vivir
como un condenado a muerte.
Pero sin fusiles.
Trinando lamentos
por los caídos en la nostalgia,
por esos que nunca se van.
No merece una luna esta noche!
No, no la merece...
Quizá carbón oscuro, como ella,
de abajo,
de lo más profundo de las trincheras, donde nunca nadie quiere ir.
Así te llamo y me derramo
abierto de brazos!
apuesto como un candil
de ventana,
como en aquel lienzo
del 2 de mayo,
para que me dispares
y no vuelvas,
maldita...


    El Dios Abandona a Antonio. (Constantino Cavafis)


    Se hizo tarde.
    También se deshizo.
    Se hizo y deshizo noche.
    Se hizo día.
    Te fuiste y se deshizo día.
    No has vuelto
    -al menos no en esa forma-
    y se deshizo siempre.

    Roberto Villar 



    Cuando, de pronto, se deje oír a medianoche
    el paso de una invisible comitiva,
    con músicas sublimes y con voces,
    tu suerte que cede, tus obras
    malogradas, los planes de tu vida
    que acabaron todos en quimeras, será inútil llorarlos.
    Como el que está listo ya hace tiempo, como el valiente,
    despídete de ella, de la Alejandría que se marcha.
    Sobre todo, no te engañes, no digas que fue
    un sueño, ni que se confundieron tus oídos;
    no te rebajes a tan vanas esperanzas.
    Como el que está listo ya hace tiempo, como el valiente,
    como te corresponde por haber merecido tal ciudad,
    quédate firme frente a la ventana
    y escucha con emoción
    —no con las súplicas y las quejas de los cobardes—
    el rumor, cual un último deleite,
    los sublimes instrumentos de la secreta comitiva,
    y despídete de ella, de esta Alejandría que pierdes para siempre.




    Poema 60. (Roberto Juarroz)





    Llegará un día
    en el cual no habrá que empujar los vidrios para que caigan,
    ni martillar los clavos para que sostengan,
    ni pisar las piedras para que se callen,
    ni beber el rostro de las mujeres para que sonrían. 

    Empezará la gran unión.
    Hasta Dios aprenderá a hablar
    y el aire y la luz
    entrarán en su cueva de miedosas eternidades.


    Entonces ya no habrá diferencia entre tus ojos y tu vientre,
    ni entre mis palabras y mi voz.


    Las piedras serán como tus senos
    y yo haré mis versos con las manos,
    para que nadie pueda ya confundirse.





    lunes, 19 de enero de 2015

    Entonces Escribe (Arturo Borra)





    “…se sienta a la mesa y escribe”
    Juan Gelman

    dime qué hago dice y no sabe
    dime cómo miro dice y tampoco sabe
    qué hace cómo mira en esta pendiente
    oscura como un silencio o un llamado
    desconocido

    y no sabe sigue sin saber –y entonces escribe
    cuando ya no puede decir más no sé no sé no sé:
    escribe entonces como un silencio un llamado
    y la pendiente oscura cae sobre sus ojos
    y la pregunta es un caballo que corre sobre
    regiones blancas

    dime por dónde sigo dice –y no hay respuesta
    que no sea fuga 

                           _y no sabe
    y entonces escribe:






    Vieja Estación (Ángel Gómez Espada)



    Con el vértigo que puede ofrecer
    el vaivén de los raíles, la visión de la nada,
    hemos abandonado la estación en la que trabajó
    mi padre durante mi primera infancia.
    Estaba lejos de casa y fuera del pueblo,
    en mitad de un páramo sin dueño. Las horas
    caían con la misma parsimonia
    que los trenes o los viajeros pasaban.
    Imagino a mi padre leyendo
    en esas feas noches de invierno,
    lo veo echándonos de menos,
    lamentando no poder venir para arroparnos,
    ponernos el pijama, calentarnos la leche.
    En ocasiones,
    muchas menos de las que me hubiera gustado,
    cogíamos el tren para visitarlo.
    De aquello quedan recuerdos vagos:
    un perro negro con un collar de pulgas,
    mis primas corriendo por el andén,
    un banco siempre verde al que ascendíamos
    para tocar la campana hasta reventar,
    el olor a paella y algún que otro tren
    perdido de mercancías al que saludábamos
    entusiasmados y contando sus vagones.
    Luego regresábamos y él seguía su rutina.

    De aquellos días lo que más lamento
    fue no haberle dicho nunca lo mucho
    que lo quiero. Y ahora apenas me quedan
    fuerzas. La vida ha ido edificando un muro
    de silencios inciertos entre nosotros.

    La vieja estación también se ha muerto.
    Nada queda en ella sino silencio.
    La primavera comienza a avisarnos
    con sus trinos de su pronta venida.
    Él estará, sin duda, esperándome en el andén.
    Nos daremos un par de besos
    y en pocas palabras, le resumiré mi viaje
    mientras llegamos a casa. Después,
    comeremos, y todo seguirá su curso natural.



    martes, 13 de enero de 2015

    Un Sitio en La Palabra (María Sanz)



    La verdadera historia no se escribe
    sin dar al fracasado
    un sitio en la palabra.
     Y qué mejor motivo para hacerlo
    que encontrar esas huellas
    de los días envueltos con la propia renuncia,
    ese final escrito sobre el aire.
     Quién oyera la voz incandescente
    de aquél cuyo silencio es su enemigo
    y se sabe orador, y se responde
    con la locuacidad de la derrota. 
     El hundido conoce como nadie
    el sombrío dolor, la llama fría
    que propaga su intento
    de vivir, de alumbrarse.
     
     Pero calla la vida, todo calla.
      La verdadera luz se enciende sola. 
     
     
     (De Dos lentas soledades, p. 39).
     
     
     
     
     
     

    viernes, 5 de diciembre de 2014

    Romance de La Luna (Federico García Lorca)



    La luna vino a la fragua
    con su polisón de nardos. 



    El niño la mira mira.
    El niño la está mirando. 


    En el aire conmovido
    mueve la luna sus brazos
    y enseña, lúbrica y pura,
    sus senos de duro estaño. 


    Huye luna, luna, luna. 

    Si vinieran los gitanos,
    harían con tu corazón
    collares y anillos blancos. 


    Niño déjame que baile. 


    Cuando vengan los gitanos,
    te encontrarán sobre el yunque
    con los ojillos cerrados. 


    Huye luna, luna, luna,
    que ya siento sus caballos. 


    Niño déjame, no pises,
    mi blancor almidonado. 


    El jinete se acercaba
    tocando el tambor del llano. 


    Dentro de la fragua el niño,
    tiene los ojos cerrados. 


    Por el olivar venían,
    bronce y sueño, los gitanos. 


    Las cabezas levantadas
    y los ojos entornados. 


    ¡Cómo canta la zumaya,
    ay como canta en el árbol! 


    Por el cielo va la luna
    con el niño de la mano. 


    Dentro de la fragua lloran,
    dando gritos, los gitanos.


    El aire la vela, vela.

     El aire la está velando.


    La Luna (Jaime Sabines)



    La luna se puede tomar a cucharadas
    o como una cápsula cada dos horas. 

    Es buena como hipnótico y sedante
    y también alivia
    a los que se han intoxicado de filosofía. 

    Un pedazo de luna en el bolsillo
    es mejor amuleto que la pata de conejo:
    sirve para encontrar a quien se ama,
    para ser rico sin que lo sepa nadie
    y para alejar a los médicos y las clínicas. 

    Se puede dar de postre a los niños
    cuando no se han dormido,
    y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
    ayudan a bien morir.

    Pon una hoja tierna de la luna
    debajo de tu almohada
    y mirarás lo que quieras ver. 

    Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
    para cuando te ahogues,
    y dale la llave de la luna
    a los presos y a los desencantados. 

    Para los condenados a muerte
    y para los condenados a vida
    no hay mejor estimulante que la luna
    en dosis precisas y controladas.


     - Dedicado a Filippoint- 





    jueves, 4 de diciembre de 2014

    Y, Sin Embargo, Amor, a Través de Las Lágrimas... (Roque Dalton)



    Y, sin embargo, amor, a través de las lágrimas,
    yo sabía que al fin iba a quedarme
    desnudo en la ribera de la risa.

    Aquí,
    hoy,
    digo:
    siempre recordaré tu desnudez entre mis manos,
    tu olor a disfrutada madera de sándalo
    clavada junto al sol de la mañana;
    tu risa de muchacha,
    o de arroyo,
    o de pájaro;
    tus manos largas y amantes
    como un lirio traidor a tus antiguos colores;
    tu voz,
    tus ojos,
    lo de abarcable en ti que entre mis pasos
    pensaba sostener con las palabras.

    Pero ya no habrá tiempo de llorar.

    Ha terminado
    la hora de la ceniza para mi corazón:

    Hace frío sin ti,
    pero se vive.