lunes, 22 de septiembre de 2014

No Le Temo Para Nada (Andrés Camacho)



¡Mi vida!, usted tiene la insana costumbre
de romper todos los puentes
que me unen a este mundo de muertos. 

El día que tenga que pagar por mi desdén,
usted, en lugar de venir a mi favor,
afilará en acero de la guillotina con su lengua.

¿Cómo no la voy a querer?, dígame. 

A veces, no sé cómo presentarme ante usted;
y me pregunto si estos versos
estarán bien zurcidos al revés de mis ganas,
o si usted, con esa fama de asesina,
me tendrá preparada la manzana de Venus. 

Y no es que yo crea que usted,
pueda llegar a hacerme algún daño -eso a mí
me importa tres rábanos, la verdad. 

Cuando usted llegó a mi vida, mi corazón
era solo una bolsa de pegamento desinflada;
y tal vez, un pulmón perforado por las penas;
así como mi cerebro una piedra ahuecada. 

Pues no; no le temo para nada, mi amada.

Usted sabrá, cuando el momento haya llegado,
que mis carnes no son tan sensibles
como lo son mi alma y mis palabras de barro;
y que mi cordura la empeñé, ahajada y sin arreglo,
en una tienda de incoherentes frustrados. 




2 comentarios:

Margari dijo...

Vienen con fuerza estos versos, con tono de enfado me los imagino. Me han gustado y de nuevo me descubres un poeta. A curiosear más cositas se ha dicho.
Besotes!!!

IMa_ dijo...

Pues te lo recomiendo encarecidamente... Es un gran poeta, lleno de aires nuevos y esa indolencia de quien escribe con las cosas claras.... Besos Margari