Cuando deje de sentirme culpable
por echarte de mí,
ese día, sólo así,
te buscaré.
Ya sí,
entonces,
podré mirarte finita, sondable,
con límites,
presente y perdonable; penetrando
hasta pinchar
los huesos de tus errores.
Dios, que no me abandone!
Que no lo haga:
alma de mi inspiración, mi daga,
la que me hinca de rodillas,
esa, tú, la que me mata.
por echarte de mí,
ese día, sólo así,
te buscaré.
Ya sí,
entonces,
podré mirarte finita, sondable,
con límites,
presente y perdonable; penetrando
hasta pinchar
los huesos de tus errores.
Dios, que no me abandone!
Que no lo haga:
alma de mi inspiración, mi daga,
la que me hinca de rodillas,
esa, tú, la que me mata.
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