Se introduce en mi sangre:
Largo clavo de luz
que me punza los ojos,
me atraviesa la frente
y baja como un hilo de miel y de vinagre
hasta el hueco de vidrio de mi pecho.
Me golpean sus húmedas imágenes
como ríos que salen de su cauce
llevando entre sus aguas
marionetas de fango.
Y llega hasta mis huesos
su vuelo de metal,
su esquila de algodón,
su rosario de pájaros.
Es como un ave gris
volando entre la niebla.
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