¡Terrible destino el de los náufragos!
Desarbolado, escapa el día
hacia traslúcidos lugares,
y el embravecido mar, bajo la quilla
arroja, indiferencias, tedios,
estériles cuerpos sin luz
que les habite.
Allí son labio,
mano que arremete,
cráneo donde lo inerte
muestra sus pupilas. Inútil
aferrarse a los tenues brillos
de los últimos faros.
¡Terrible destino el de los náufragos!
Resbalar, siempre resbalando
en dirección opuesta
al corazón pleno.
Desarbolado, escapa el día
hacia traslúcidos lugares,
y el embravecido mar, bajo la quilla
arroja, indiferencias, tedios,
estériles cuerpos sin luz
que les habite.
Allí son labio,
mano que arremete,
cráneo donde lo inerte
muestra sus pupilas. Inútil
aferrarse a los tenues brillos
de los últimos faros.
¡Terrible destino el de los náufragos!
Resbalar, siempre resbalando
en dirección opuesta
al corazón pleno.